Dos manos

“Eso lo podría hacer yo con mis propias manos” Si has tenido la oportunidad de participar en un debate, mesa redonda, divagación, discurso, charla, coloquio, soliloquio o conversación de patio sobre arte moderno es más que probable que uno de los participantes haya soltado esta conclusión. Si su conocimiento sobre el tema está más experimentado, entonces se atreve con su hija o sobrina de 3 años, que en el colegio ya dibuja y colorea cosas más complicadas. Bien, a decir verdad, este sujeto tiene razón en un 95 % de los casos, ya que muchos de los artistas que “se cuelgan” en los museos paralizaron su actividad mental a esa edad y hacen gala de ello en salas no poco conocidas de todo el mundo.
Que Malevich pintara un “Cuadrado blanco sobre fondo blanco” no fue una casualidad; sin embargo, que un artista base toda su obra en este cuadro, que haga caja cada día de ello y que lo venda con marca propia, sí. Que se inventaran las performance como forma de hacer evolucionar el arte, incluyendo imágenes, vídeos y movimiento no fue una casualidad; que un artista lo utilice para difundir las imágenes de un animal muerto de hambre, sí. Que se trate de avanzar en la labor del arte en nuestros días nunca es algo fruto del azar; pero el oportunismo siempre lo será, por ser una desviación más de las tendencias de cada momento.
Hace casi un año, el Museo Guggenhein de Bilbao recogía una exposición del escultor indio Anish Kapoor. Hoy, entrar en un lugar así es no saber qué te vas a encontrar y solo a veces con qué te van a sorprender. En ese caso la sorpresa fue constante. La  muestra no te permite cerrar los ojos. Las esculturas blancas salen de la pared y desaparecen en ella según te mueves, el color amarillo se hace protagonista y hace que tú desaparezcas en él, las sensaciones espaciales se trastocan y hay un margen muy amplio para jugar con tu imaginación: una roca con un rectángulo azul alejada está escavada de cerca; en un espejo hay tres reproducciones de ti mismo distintas y en una pared en la que acaba el museo se abre una boca de color. Y mientras estás perdido, un cañonazo que lanza una bala de color rojo intenso. Nada está previsto, pero al parecer todo lo está.









Quizás la nueva evolución del arte vaya por este camino. Quizás haya que volver a depurar la forma de entenderlo. Quizás sea eso lo que se nos pide en tiempo de crisis y quedarnos con lo básico, prescindiendo de formas o colores. Quizás, la corrupción de los oportunistas haya que liquidarla con más fuerza que en la política.
En cualquier caso, sea cual sea la respuesta, la solución está siguiendo la afirmación con la que comienza esta entrada y “hacer algo con mis propias manos”.

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