Miradas a Bilbao



La Alhóndiga, esperándonos una mañana de noviembre. El día, gris como casi siempre. El metro de la ciudad hervía gente con destinos y propósitos muy diversos. Yo, esperando en aquella parada de la plaza Moyua retenía la imagen de la Alhóndiga de la última vez que estuve allí. Pero sin duda volvería a sorprenderme ...



Vista del nuevo Bilbao desde una terraza muy peculiar. Bajando hacia la nueva biblioteca de Deusto, una sorpresa de las que gustan y con ella, conversaciones sobre cine y teatro junto a unas vistas inmejorables del Bilbao más activo. Una buena forma de hacer hambre.

Y de repente ... algo muy familiar. Las cosas de noche y con lluvia pueden parecer lo que no son. Pero sin duda, este banco lo era. Era lo que sabíamos que tenía que ser. Un pequeño descubrimiento que te hace valorar la rutina más satisfactoria de cada semana.



Tras los cristales empañados una mañana de domingo. Paseos frente al mar recorriendo rincones únicos. Una mañana fugaz y perfecta, como perdida en medio de las callejuelas del centro.



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