¿Espectáculo o ingenio?



Vivimos en la cultura de la imagen. Todo el que quiere vender su producto ha de poseer una imagen atractiva que convezca al consumidor: Coca Cola, Apple y McDonalds luchan por los lugares más emblemáticos de cada gran ciudad para instalar sus símbolos; Nike y Adidas por comprar al deportista con mayor tirón y el autónomo enfrascado en su ordenador da salida a sus productos con imágenes en Facebook o Twitter. En este tornado de información, se encuentra la arquitectura, que hoy más que nunca se vende con imágenes.


El mes pasado se entregaron los premios Mies van der Rohe de Arquitectura Contemporánea, unos galardones concedidos cada dos años a los mejores edificios construidos en Europa y que cuenta, entre otros, con el MUSAC de Mansilla y Tuñón en el 2007. Este año el premio ha recaído en Islandia, por el Auditorio de Harpa en Reickiavik del danés Hennig Larsen. Es la primera vez que estos premios reconocen la labor conjunta de un artista, Olafur Eliasson, con un arquitecto. 

El edificio fue inaugurado en 2011 y cuenta con tres salas de concierto. En este corto período de tiempo ya ha logrado la revitalización del puerto industrial de la capital islandesa, que es ahora el nuevo centro de ocio y comercio de la ciudad. Es una arquitectura fruto de esta cultura de la imagen. La fachada refleja los destellos en el cielo pero también los movimientos del agua. Los cristales fabricados por Eliasson se encajan en la estructura diseñada por Larsen y juegan a cambiar constantemente al edificio tanto por fuera como por dentro. Es la arquitectura del espectáculo.






Por otro lado, el premio al talento emergente, una subcategoría de los premios Mies van der Rohe, ha recaído en una arquitectura completamente opuesta, llena de ingenio, de soluciones rápidas, baratas y eficientes. Se trata de la Academia Red Bull que María Langarita y Victor Navarro levantaron en las naves del edificio Matadero en Madrid. Una academia de música en un edificio ya existente y en muy poco tiempo. El estudio madrileño no sólo levantó una escuela de aprendizaje, sino que la dotó de la vida y el dinamismo propios de una ciudad. En ella se combinaban espacios abiertos y fluidos con estudios herméticos de grabación.

El hecho de que soluciones como ésta del Matadero de Madrid hayan alcanzado cumbres tan prestigiosas como la de los premios Mies van der Rohe es una muestra más de que el nuevo camino a seguir en medio de la burbuja arquitectónica europea son el ingenio y la eficiencia .







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